18 septiembre 2005

comienzo

Comienzo esta bitácora con un saludo dieciochero, y con un sentimiento extraño de estar compartiendo percepciones urbanas tomadas de la caminata realizada entre Plaza Italia y Plaza de armas, una nombrada pero espacialmente no conformada y la otra como centro fundacional de la retícula, esta conexión dada por el Parque Forestal, y trensada por volúmenes magníficaos como el Palacio de Bellas Artes y las esquinas críticas de escala prudente, y un poco decadentes pero dignas, acompañanan, la caminata la estructuran.
Este día siento que todos están tranquilos, con heridas de guerra por las celebraciones, el trasnoche, volviendo a sus casas a las 5 de la mañana, generando revuelo y rumor, trascendiendo la fiesta vivida en las ramadas, gritos de liberación, gritos alcohólicos o curados, como el hilo para volantines, y al mismo tiempo canticos alegóricos a viva voz en medio de la madrugada.
Santiago es la ciudad más dura de Latinoamérica, más carepalo, pero al mismo tiempo es la ciudad en que me tocó vivir, o quizá inconcientemente elegí para pasar una temporada ordenando ideas, actuando, disfrutando y padeciendo, pero ante todo observando el presente, notando los cambios que día a día se producen: cómo muta la piel de la ciudad, cómo se completan los sitios eriazos, cómo el monstruo imobiliario pone sus huevos en los nidos vacíos, consolidando para siempre aquello que antes reinaba la nada.
De esta forma quiero comenzar, esperando que este espacio contenga fotografías de las experiencias cotidianas, para, de laguna forma compartir aquello que se encuentra o en la memoria o en los cajones y álbumes del recuerdo.