20 agosto 2008

Constitución

08 julio 2008

Chuao Venezuela

Desde el avión veo la costa norte de Sudamérica cayendo abrupta al océano, una cordillera vegetal que separa los llanos centrales de Venezuela de este otro territorio que mira al Caribe con toda la identidad latinoamericana.
Los primeros navegantes europeos fundaron en estas laderas selváticas, asentamientos destinados a la producción de cacao, manteniendo durante 500 años características rurales y de aislamiento originarios. El trayecto desde Maracay a Choroní se encumbra sobre la cota mil, cambiando de la humedad tropical por otra más fría que luego cae para volver a tomar esa humedad y calor salinos propicios para acunar el mejor cacao del mundo, producción que es transada y aquilatada por las grandes empresas de Chocolate de Francia, Bélgica y Alemania. Estamos hablando de un lugar único en condiciones geográficas y humanas llamado Chuao, un pequeño paraíso, que recibe con sus arenas y cocoteros, a quienes llegan en lancha atraídos por la leyenda de este asentamiento único, que conserva una tipología humana de solidaridad y valores difíciles de encontrar por estos días. En Chuao existe una forma de vida leve, con su arquitectura moldeada por la geografía y un habitar justo en el borde del mar, un límite, que plantea una existencia poética sin mayores posesiones que las entregadas por la naturaleza. Estos son los hijos de Armando Reverón, artista venezolano que renunció a la urbe para radicarse en el mágico castillete de Macuto en la Guaira, costa caraqueña, y desde ahí proponer la más radical y personal forma de vida en el arte, más que un sueño Bolivariano, una realidad que algunos han hecho propia como Henry, Rafael, Huán, señora María, los pescadores de Chuao al amigo velero, a alambrito y a todos aquellos que están el vértigo del borde de esas sagradas aguas del caribe venezolano.






























































































07 marzo 2008

Mediterraneo

Llamar mediterraneo a un territorio simplifica en parte la dificil tarea de sintetizar tan diversa y a la vez tan familiar forma de ser. Un sentir comun dado por el fundarse alrededor del agua, asumiendo los climas disimiles, casi tan radicalmente variables como los idiomas que se han generado en estas tierras, el latin, griego, turco, arabe y sus infinitos dialectos, permiten comprender en parte el por que tanta disputa por conquistar el territorio, y poseer esa preciada riqueza que aca se da a raudales. Ingresar al museo arqueologico de Atenas, o de Estambul y percatarse de la belleza lograda por los antiguos habitantes y luego saltar desde la remota y nevada Capadocia hasta el soco de Aleppo o Damasco en Siria es como tener el privilegio de tocar siglos y siglos de magnificencia, de la cual los propios habitantes no tienen total conciencia. Al subir por las escalas metalicas de una iglesia paleocristiana en Goreme, el perro que me seguia enredo sus patas en los intersticios y rompio sus pesugnas, entonces el largo camino a casa estuvo manchado de sangre que empapaba la nieve y sin gemir me miraba asustado pidiendo ayuda. Algo similar acontece en estos momentos en Palestina, una mirada distante y anonima de sufrimiento del millon y medio de personas atrapadas por sus propios hermanos. En Beirut se respira una atmosfera enrarecida por la anarquia y el dominio militar en las calles contrastada con la limpieza del centro historio impecable e inhabitado. La amabilidad de Siria y Turquia no se condicen de los antiguos exterminios ocurridos y al parecer mientras mas al oeste me acerco el implacable peso del euro ha imnotizado a la poblacion que busca sobrevivir ante este fantasma implacable. Pero el dia a dia se pasa entre belleza, caminatas y aprendizajes, este viajar por la cuenca que desplaza Europa Africa y Asia, hermana a estos seres humanos y les hace compartir un sentido comun, aunque en mucha cosas no estoy de acuerdo, agradezco infinitamente la posibilidad de vivir un mes aprendiendo a raudales la herencia de siglos de cultura.