11 mayo 2006

2001 odisea en la luz












Las fotografías son tomadas, apreciadas y olvidadas, encerrando la felicidad en el efímero acto de ver los negativos revelados, los contactos en blanco-negro, luego quedan almacenadas en sus ataúdes de plástico y guardadas por los tiempos eternos. Algo pasa con esto de lo digital, permite que esas excequias, esas ceremonias personales sean extendidas a una red mucho más amplia de lo que podemos imaginar y transmutarlas en fiesta, en celebración, inundando esa alegría que acelera el corazón, a más personas.
Así la resurrección de las tomas hace que esos espíritus, lugares y luces reaparezcan, inundando otros ojos y así grabar en la memoria de los demás aquello que parecía perdido.
Este período corresponde a 2001, la llegada a Santiago, tiempo de angustias y soledad, la fotografía era y sigue siendo el apoyo espiritual que permite dar sentido a la vida y responder la compleja pregunta de la existencia.